Síntomas y características de la migraña y otras cefaleas frecuentes

Síntomas y características de la migraña y otras cefaleas frecuentes

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A menudo se tiene a confundir cefalea y migraña aunque son conceptos distintos. El témino cefalea es simplemente dolor de cabeza, y hay muchos tipos, todos ellos clasificados en un sistema denominado ICHD-3 (The International classification of Headache Disorder), el más reciente hasta la fecha. D...

A menudo se tiene a confundir cefalea y migraña aunque son conceptos distintos. El témino cefalea es simplemente dolor de cabeza, y hay muchos tipos, todos ellos clasificados en un sistema denominado ICHD-3 (The International classification of Headache Disorder), el más reciente hasta la fecha. De entre todas ellas, las más frecuentes y aquellas que debemos conocer son la cefalea tensional o tipo tensión y las migrañas, con unas características diferentes que las definen. El diagnóstico es fundamentalmente clínico y las pruebas de neuroimagen se realizan para descartar causas secundarias.

  1. Migraña o jaquecas.

Se manifiestan, habitualmente, como dolores de cabeza intensos, unilaterales, pulsátiles, muy frecuentemente asociados a náuseas (con o sin vómitos) y con hipersensibilidad a la luz, al sonido y a los olores fuertes; de duración variable entre pocas horas hasta varios días. Para resumir, es el típico dolor de cabeza que te invalida y te obliga a tumbarte en un lugar oscuro y silencioso, sin moverte demasiado.

 

  1. Cefalea de tipo tensión.

Son también muy frecuentes e invalidantes. Suelen conllevar un dolor menos intenso, bilateral, opresivo, constante que puede durar hasta semanas de forma continuada; habitualmente no viene acompañado de náuseas o hipersensibilidad a la luz o el sonido, aunque hay casos que si.

 

  1. Trigémino autonómicas.

Este tercer tipo de cefaleas engloban a otros subtipos. Ssuelen tener lo que se denominan síntomas autómicos de forma predominante, es decir, por afectación del sistema nervioso autónomo. Estos síntomas son lagrimeo, ojo rojo, caída de un párpado (del mismo lado del dolor), congesión nasal y rinorrea (también del mismo lado del dolor), entre otros. Además pueden llegar a ser de gran intensidad.

Sin embargo, cuando una persona padece de cefalea, en la evaluación inicial siempre hemos de descartar que se trate de una cefalea secundaria, es decir, que sea provocada por una lesión que afecte al sistema nervioso o bien a todo el cuerpo. Por ejemplo:

  • Tumores o Malformaciones vasculares cerebrales
  • Enfermedades cerebrovasculares (Ictus, hemorragias…)
  • Infecciones del Sistema nervioso central
  • Traumatismo en la cabeza
  • Fiebre
  • Efecto secundario de algún fármaco
  • Y un largo etcétera

 

Si nos centramos en la migraña, su origen aún no está totalmente dilucidado. Existe numerosos factores, tanto genéticos como ambientales, que participan en su patogenia.

Entre los predisponentes de las crisis migrañosas tenemos:

  • Estrés
  • Trastornos afectivos
  • Alteraciones o ciclos hormonales (migraña menstrual o catamenial)
  • Factores dietéticos (cafés, excitantes, lácteos, chocolates, alcohol…)
  • Factores ambientales (cambios de presión atmosférica, olores fuertes, luces, sonidos…)
  • Otros como ejercicio físico intenso, actividad sexual, falta de sueño…
  • Obviamente cada paciente es único, por lo que los fractores predisponentes varían en cada persona; es necesario y muy útil que cada paciente se conozca para evitarlos.

Un correcto y precoz diagnóstico como principal arma para encontrar el mejor tratamiento.

El diagnóstico correcto y precoz es muy importante ya que nos permitirá iniciar un tratamiento adecuado que mejorará la calidad de vida del paciente. El tratamiento realmente consta de varias partes: por un lado, el tratamiento sintomático para tratar las crisis migrañosas y por otro el tratamiento preventivo, que como su propio nombre indica, disminuye la frecuencia e intensidad de los ataques y donde se incluyen tratamientos farmacológicos y la toxina botulínica.

 

Además, es fundamental llevar una vida sana, dieta equilibrada y realizar ejercicio físico moderado, así como evitar el estrés y mantener una buena salud psicológica. El tratamiento deberá ser individualizado para cada paciente atendiendo a sus otras patologías y preferencias, para conseguir la mejor adaptación, mejor adherencia y mejor eficacia”.

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