Espalda Sana: recomendaciones generales para la mejora de la calidad de vida

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Lucía Guerrero Romero (Licenciada Ciencias Actividad Física y Deporte) La columna vertebral es una estructura compleja y multisegmentaria que constituye el eje central del tronco y está compuesta por una serie de curvas sagitales adquiridas que representan la respuesta evolutiva a las necesida...

Lucía Guerrero Romero (Licenciada Ciencias Actividad Física y Deporte)

La columna vertebral es una estructura compleja y multisegmentaria que constituye el eje central del tronco y está compuesta por una serie de curvas sagitales adquiridas que representan la respuesta evolutiva a las necesidades de la posición y marcha bípeda con poco gasto energético. De hecho, la columna lumbar es la región más vulnerable al desarrollo de sintomatología dolorosa o presentación de patologías raquídeas, inherente a nuestro estilo de vida actual (acciones repetitivas, estáticas, sostenidas en el tiempo etc.). La morfología de la columna vertebral está influenciada por factores internos, de tipo genético, metabólico y hormonal, pero también por factores externos, ambientales y sobre todo mecánicos. Todo ello afecta a su capacidad para responder a las fuerzas dinámicas (varían en magnitud y dirección) a la que es sometida durante las actividades de la vida diaria y laboral.

En ese sentido, el dolor lumbar es una afección común e incapacitante con implicaciones costosas para la sociedad. Aproximadamente, el 59-84% de la población muestran síntomas de dolor de espalda en algún momento de sus vidas (Walker, 2000). Del 80-90% se recuperarán en 6 semanas independientemente de las estrategias de afrontamiento o el tratamiento. Sin embargo, hasta el 86% de los pacientes sufrirán recurrencia dentro de un año o más (Manchikanti et al., 2009; Stanton et al., 2011).

Hasta el 90% de los síntomas de dolor lumbar se clasifican como inespecíficos, y una de las principales causas sugeridas es el carácter mecánico y la disfunción de la columna vertebral y las estructuras circundantes (Panjabi, 1996; Waddell, 2004; Panjabi, 2006), sin obviar la necesidad de abordar esta problemática desde una perspectiva biopsiocosocial. Convivir con dolor lumbar implica entender los factores psicológicos, sociales y biológicos así como las comorbilidades y los mecanismos de procesamiento del dolor que impactan tanto en la experiencia como en la discapacidad asociada. Además, las personas que han tenido episodios previos de dolor lumbar poseen un mayor riesgo de un nuevo episodio. Del mismo modo, presentar otras afecciones crónicas, como obesidad, diabetes, osteoporosis u osteoartritis, conduce a más probabilidades de informar dolor lumbar que aquellos que gozan de buena salud.

Una hipótesis para la persistencia y recurrencia del dolor lumbar inespecífico es la función alterada de los grupos musculares del tronco que se propone que son importantes para el control y la estabilidad lumbopélvica (Hodges y Moseley, 2003; Moseley y Hodges, 2006; Reeves et al., 2007). Se destaca el potencial de las diferentes intervenciones basadas en el ejercicio: pilates, natación, estiramientos, caminar etc. Hasta la fecha, los ejercicios de estabilización y control motor se utilizan comúnmente como parte del tratamiento supervisado por un profesional tanto en la prevención primaria como secundaria. Estudios previos indican que tales intervenciones pueden mejorar el control motor, disminuyendo así el dolor y mejorando la función (Tsao y Hodges, 2007, 2008; Macedo et al., 2009; Rasmussen-Barr et al., 2009). Destacamos que las reducciones en el dolor y la discapacidad después del tratamiento están mediadas, al menos parcialmente, por cambios en los parámetros 'no físicos', como la autoeficacia, el miedo, las creencias y la angustia.

Por tanto, intervenir en la modificación del estilo de vida constituye la estrategia principal tanto en la prevención como en el tratamiento del dolor lumbar. Conclusiones:

  • Con base en la solidez de la evidencia existente, está claro que el ejercicio físico debería ser el medicamento de primera línea utilizado tanto para el tratamiento como para la prevención de enfermedades crónicas. De hecho, es difícil encontrar una enfermedad hoy en día que no se ayuda de alguna manera mediante la participación en un programa de ejercicio físico supervisado. Por esta razón, la promoción del ejercicio físico en el entorno clínico debe extenderse a todas las especialidades y ramas del sistema de atención médica mediante una intervención multidisciplinar.
  • El ejercicio físico en combinación con la educación es probable que reduzcan el riesgo de dolor lumbar.
  • Los modelos se basan en la premisa de que el dolor no siempre proporciona una medida del estado de la patología tisular. En cambio, el dolor está modulado por muchos factores, y la relación entre el dolor y el tejido se vuelve menos predecible a medida que el dolor persiste en el tiempo. Pensamientos poco “útiles” sobre el dolor, incluida la creencia de que el dolor no mejorará y que el movimiento causará más daño tisular y empeoramiento del dolor, también son cuestiones importantes a tener en cuenta. Por ejemplo, en los estadíos de dolor crónico, el cerebro adquiere recuerdos de dolor inadaptados a largo plazo que asocian el estrés y la carga del tejido con el peligro y la amenaza, por ejemplo, inclinándose hacia adelante en individuos con dolor lumbar, levantar el brazo o manipular objetos con dolor de hombro o movimientos en “cuclillas” con dolor de rodilla.
  • Efectividad de las intervenciones para la prevención y la mejora del dolor lumbar: no al sedentarismo, mantenerse activo física y mentalmente (¡Camine a diario!); control de los factores de riesgo: tabaquismo, obesidad, diabetes, sueño…; presta atención con: manipulación de cargas, posturas forzadas, movimientos repetidos, ausencia de variabilidad de movimiento; evite periodos prolongados en sedestación y bipedestación; equilibre la duración total de acciones estáticas y dinámicas que lleva a cabo; aprenda a gestionar el estrés y las emociones; dedique 5 minutos al día a respirar conscientemente; rodéese de personas que le sumen y aporten.

Lucía Guerrero Romero (Licenciada Ciencias Actividad Física y Deporte. Universidad de Granada. Colegiada. No 58601; Instituto Internacional de Ciencias del Ejercicio Físico y Salud; Máster Entrenamiento Personal; Máster Prescripción Ejercicio Físico en Patologías; Máster Universitario Profesorado; NSCA-CPT; Wellness Institute Technogym).

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