Dolor y lluvia: ¿qué relación tienen?

Dolor y lluvia: ¿qué relación tienen?

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Seguro que alguna vez has escuchado a alguien prever que se va a producir un cambio de tiempo porque le duelen determinadas estructuras óseas de su cuerpo. De igual forma, mucha gente asocia los periodos de lluvias como los que estamos viviendo actualmente con el inicio de molestias en determinadas...

Seguro que alguna vez has escuchado a alguien prever que se va a producir un cambio de tiempo porque le duelen determinadas estructuras óseas de su cuerpo. De igual forma, mucha gente asocia los periodos de lluvias como los que estamos viviendo actualmente con el inicio de molestias en determinadas partes del cuerpo como rodillas, cadera o tobillos, donde se han sufrido fracturas o lesiones previas, o porque padecen patologías como la artrosis.

A continuación, te expongo unos sencillos  mensajes a este respecto.

 

  • La realidad es que la lluvia, como tal, no es la causante de estos procesos, sino más bien el cambio de presión atmosférica asociado al inicio de las precipitaciones.

 

  • Cuando el clima va a experimentar cambios significativos se producen variaciones de presión por el flujo entre aire frío y caliente. Esto hace que los líquidos del cuerpo, el cual se compone de un 65 % de agua, experimenten ciertos cambios. Un ejemplo de líquido especialmente sensible a estos cambios es el líquido sinovial, encargado de reducir la fricción entre huesos, articulaciones o tendones.

 

  • El frío, además, produce vasoconstricción la cual puede resultar dolorosa (como puede ocurrirles a algunas personas al lavarse las manos con agua fría).

 

  • Si, además, hemos padecido alguna lesión en el pasado, la expansión o contracción del líquido sinovial provoca su cambio de volumen ocasionando que se presionen nervios o zonas anteriormente dañadas.

 

  • No solo la caída de la temperatura genera las molestias, sino que estas también pueden ser provocadas por una menor presión atmosférica. Antes de que comience a llover, la humedad relativa del aire aumenta, baja la citada presión atmosférica y crece la presión intraarticular, lo que puede provocar dolencias en articulaciones.

 

  • Estos cambios de presión inciden especialmente sobre las cicatrices ya que el tejido que las recubre es menos elástico que la piel, y con los cambios de presión suele expandirse ocasionando algunas molestias.

 

  • Este tipo de dolor no se puede prevenir, pero tampoco es grave ni impide llevar una vida ´normal´ a quien lo padece. Se trata, simplemente, de una molestia con la que debemos convivir durante estos periodos climatológicos.

Los masajes y determinados analgésicos pueden ayudar a disminuir el dolor provocado por los cambios de temperatura. Es recomendable aplicar calor local, evitar la actividad física intensa y simplemente esperar a que pase el mal tiempo.

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