El corte digestión ¿realidad o mito?

El corte digestión ¿realidad o mito?

Compartir

Probablemente si nos pregunta si existe o no el corte de digestión, la gran mayoría de nosotros, recordaríamos automáticamente a nuestras madres diciéndonos que después de comer había que esperar dos o tres horas para volver a entrar en el agua. Lo cierto es que de niños, siempre sospechamos...

Probablemente si nos pregunta si existe o no el corte de digestión, la gran mayoría de nosotros, recordaríamos automáticamente a nuestras madres diciéndonos que después de comer había que esperar dos o tres horas para volver a entrar en el agua. Lo cierto es que de niños, siempre sospechamos de que se trataba de una treta de nuestras mamás para obligarnos a parar y dormir después del almuerzo. Nunca creímos a ciencia cierta que fuera verdad, pero claro... no nos quedaba otra que obedecer.

Por ello cuando llega el verano, vuelven los recuerdos a nosotros y nos planteamos que hay de verdad en el tan traído y llevado, corte de digestión. Lo cierto es que son muchos los mitos que existen acerca del corte de digestión, muchos de estos mitos se han convertido, como decíamos en afirmaciones trasmitidas de padres a hijos, pero lo cierto es que carecen de base científica alguna.

Según el Dr. Antonio Aragón, especialista en Medicina de Familia en Centro de Especialidades Vithas La Saldu de Granada, por el contrario a lo que nos decían nuestras madres, no es necesario esperar después de comer para poder meternos en la piscina o la playa, con miedo de sufrir el temido corte de digestión, “sino que son los cambios bruscos de temperatura, las comidas copiosas, o hacer ejercicio justo después de comer”.

Según afirma el Doctor Aragón, si en el proceso de la digestión el cuerpo entra en contacto brusco con bajas temperaturas, la sangre se verá obligada a repartirse por el cuerpo para contrarrestar la pérdida de calor, lo que origina mareos y vómitos, y esto es lo que popularmente se llama ‘corte de digestión’.

Es por eso que el introducirse bruscamente en agua fría justo después de comer puede ocasionar este problema, pero derivado del cambio de temperatura, no del hecho en sí de meterse en el agua.

En verano, tenemos que tener especial cuidado con la temperatura del agua de las piscinas y playas: “es fundamental mojarnos cada parte del cuerpo muy despacio. De esta forma conseguiremos que nuestro organismo se acostumbre a la temperatura fría del agua”. El Doctor Aragón afirma que lo más importante es evitar que nuestra temperatura corporal no suba ni baje de manera brusca, porque eso es lo que realmente produce problemas en el proceso de digestión.

Al hacer una comida copiosa y seguidamente hacer ejercicio físico intenso ocurre lo mismo; la sangre que se concentra en el estómago debe fluir por todo el cuerpo para repartir oxígeno suficiente por los diferentes músculos que hayamos ejercitado, lo cual puede provocar también una parada en la digestión.

También hay ciertas comidas muy ricas en grasas o en azúcar que favorecen el corte de digestión. Son factores a tener en cuenta si se va a la playa o la piscina, que son los lugares donde se da este problema con más frecuencia.

Síntomas y actuación

El corte de digestión provoca un gran malestar a quien lo sufre, y puede haber diferentes síntomas: escalofríos, visión borrosa, dolor de estómago, mareos y náuseas, piel pálida o urticaria, tensión y pulso bajo, visión borrosa, y en casos graves, puede llegar a producirse incluso una parada cardiorrespiratoria.

En caso de sufrir alguno de los síntomas previamente mencionados, el Doctor Aragón aconseja seguir estos pasos de actuación:

  • Salir del agua o dejar el ejercicio físico que estábamos practicando.
  • Evitar la lipotimia secando y tumbando con las piernas en alto al afectado.
  • Intentar mantener el calor corporal del afectado. Para ello procederemos a vestirle o tapar su cuerpo con el material que tengamos a mano.
  • Dieta líquida y beber mucha agua, ya que es probable que la víctima vomite o sufra diarreas.
  • Reposo hasta la recuperación total.

Por tanto, ya sabemos que podemos disfrutar a tope de largos baños, ya sea en la piscina o en la playa, después de comer, siempre que no nos metamos de forma brusca en el agua, para así someter a nuestro cuerpo a un cambio radical de temperatura, y por supuesto, sin que directamente nos pongamos a realizar dentro de la misma, ningún ejercicio extremo.

¡¡Ahora sólo queda disfrutar del verano!!

Consejos relacionados