Hoy conocemos algo más sobre… el Láser Urológico

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El Láser Urológico se trata de un tipo de láser de CO2 fraccional que permite distribuir la energía láser de un modo uniforme, con un control exacto de la profundidad, porcentaje de zona tratada y densidad de energía entregada por punto, para obtener la máxima seguridad y eficacia. ¿Cómo se...

El Láser Urológico se trata de un tipo de láser de CO2 fraccional que permite distribuir la energía láser de un modo uniforme, con un control exacto de la profundidad, porcentaje de zona tratada y densidad de energía entregada por punto, para obtener la máxima seguridad y eficacia.

¿Cómo se utiliza?

La intervención con láser urológico se realiza con anestesia raquídea y su duración depende del tamaño de la próstata, no excediendo casi nunca los 90 minutos. El procedimiento consiste en la introducción del instrumento en la uretra facilitando la visualización del interior de la próstata para trazar los límites del tejido que vamos a eliminar. Posteriormente, y mediante una fibra óptica, se transmite la energía de luz láser consiguiendo que las células exploten al entrar en ebullición la gran cantidad de agua que tienen en su interior (vaporización del tejido). El agua se transforma en burbujas de vapor y desaparece, y el pequeño residuo sólido se lava a través de un sistema de irrigación continuo. Esta alta temperatura coagula los vasos que se destruyen en el camino evitando así el sangrado. Tras la cirugía se deja una sonda con lavado continuo vesical por si hay algún pequeño sangrado, pudiéndose retirar, por norma general, a las 12-18 horas.

¿Qué beneficios tiene?

Al tratarse de una técnica ambulatoria muy poco invasiva, sin incisiones ni anestesia, tan solo se aplica en la zona una crema con lidocaína, la reincorporación a la actividad diaria de la paciente es inmediata, la paciente nota mejoría de los síntomas desde la primera sesión. El tratamiento completo consiste en tres sesiones.

Otra ventaja radica en que se pueden tratar próstatas de cualquier tamaño y a pacientes de mayor edad.  Al no haber sangrado la precisión es mayor por parte del cirujano, no existiendo límite de tiempo para finalizar la cirugía. Durante la cirugía la pérdida de sangre es casi nula y no existe apenas absorción de los líquidos de irrigación durante la cirugía. Además, resulta ideal para enfermos cardiacos, anticoagulados y antiagregados.

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