¿Sabías que caminar rápido alarga la vida?

¿Sabías que caminar rápido alarga la vida?

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“La realización de ejercicio físico de forma regular se asocia a una mayor expectativa de vida y también a una mayor calidad de la misma”, explica el Dr. Javier Cortés, cardiólogo del Hospital Vithas Medimar. “Pero, además, según los últimos estudios, resulta mucho más beneficioso ...

“La realización de ejercicio físico de forma regular se asocia a una mayor expectativa de vida y también a una mayor calidad de la misma”, explica el Dr. Javier Cortés, cardiólogo del Hospital Vithas Medimar.

“Pero, además, según los últimos estudios, resulta mucho más beneficioso si lo realizamos de forma rápida, ya que se asocia con más beneficios para un incremento de la expectativa de vida, que se consigue también en individuos con sobrepeso y en obesos”.

Entre las diferentes opciones para estar físicamente activo realizando un ejercicio moderado, caminar diariamente es una forma fácil y al alcance de casi cualquiera para conseguir esos beneficios para la salud. “Lo novedoso ahora, es conocer a qué ritmo debemos hacerlo para maximizar sus efectos en nuestra salud”, afirma el Dr. Cortés.

El ejercicio físico moderado mejora la presión arterial, el colesterol plasmático, aumenta la energía y la resistencia física, mejora el estado de ánimo, aporta sensación de bienestar, mejora el sueño y las capacidades cognitivas. “Una pregunta común en la consulta es cuánto se debe caminar y qué se considera como caminar rápido”, comenta el doctor.

“La forma más fácil para saber si realmente estamos realizando un ejercicio moderado, sería dejando guiarse por nuestras sensaciones. Nuestro nivel adecuado de ejercicio debería estar en ese punto que se encuentra entre poder mantener una conversación fluida sin esfuerzo (demasiado bajo) y sentirnos con falta de respiración (demasiado alto); lo que corresponde a un nivel moderado de ejercicio”, explica Cortés.

“La única forma fiable para cuantificar dónde se encuentran nuestros umbrales es mediante la realización de una ergoespirometría. La variación entre individuos puede ser importante y la conocida regla de “220 – la edad”, no es un método fiable para saber en qué frecuencia cardiaca es nuestro umbral aeróbico o anaeróbico".

"Depende de numerosos factores, como son nuestra condición física, el tipo de ejercicio que realizamos, características individuales, temperatura, grado de hidratación, problemas de salud (anemia, etc.)”, detalla el especialista".

“Si no se dispone de una ergoespirometría, la sensación individual durante el ejercicio es mucho más fiable que las pulsaciones que tengamos en un momento determinado. Nuestro cerebro es capaz de integrar de forma inconsciente numerosos datos proporcionados desde todas las partes del cuerpo (nivel de oxígeno en sangre, respiraciones por minuto, frecuencia cardiaca, temperatura corporal, fatiga muscular, etc.) y nos proporciona una sensación de fatiga (percepción de la intensidad del ejercicio) más o menos elevada. Esa sensación es mucho más fiable que una cifra determinada de frecuencia cardiaca”, concluye el doctor.

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